martes, enero 31

Cuando Dios me hizo

¿Estaba pensando en mi país,
o en el color de mi piel?
¿Estaba pensando en mi religión
y en la manera en que lo conquisté?
¿Me creó a su imagen sólo a mí,
o a cada cosa viviente?


Cuando Dios me hizo.
Cuando Dios me hizo.


¿Estaban en sus planes sólo los creyentes,
o todos aquéllos que tuvieran fe?
¿Vislumbró todas las guerras
desatadas en Su nombre?
¿Dijo que había una sola manera
de estar cerca de Él?


Cuando Dios me hizo.
Cuando Dios me hizo.


¿Me dio el don del amor
para decidir con quién estar?
¿Me dio el don de la voz
para que alguien pudiera silenciarme?
¿Me dio el don de la vista
sin saber lo que llegaría a ver?
¿Me dio el don de la compasión
para ayudar a mi compañero?


Cuando Dios me hizo.
Cuando Dios me hizo.



(Neil Young, 2005)

viernes, enero 27

Románticos del espacio sideral

¿OVNIS SOBRE PUERTO DESEADO?
Extrañas luces mientras cantaba Paz Martínez
El pasado sábado 21 de enero, mientras el cantante Paz Martínez desgranaba historias de amor sobre el escenario, un objeto volador no identificado sobrevoló el cielo de Puerto Deseado.
"Mientras transcurría el último tramo del recital de Paz Martínez, sorpresivamente comenzó a desplazarse por sobre el escenario, en el cielo, hacia la izquierda del mismo con direción a la ría, un objeto luminoso (parecía una estrella pero más grande) muy fàcil de apreciar por el tamaño", relataron algunos espectadores a EL ORDEN DIGITAL.
Griselda y Mauricio, habitantes de Puerto Deseado, consideran que "no era un satélite porque éstos llevan una órbita y es fácil seguirlos". "De pronto cambió el rumbo y verticalmente y rápidamente se convirtió en una pequeña luz que se distinguió hasta desaparecer a muchísima altura", concluyeron.
Durante la emisión del lunes del programa radial "Deseado Revista" (FM DESIRE), algunos oyentes se comunicaron con la emisora para corroborar el testimonio sobre este extraño objeto observado sobre el cielo de la ciudad portuaria ubicada en el noreste de Santa Cruz. Cabe acotar que no es la primera vez que algo similar ocurre; son muchos los testimonios de avistajes tanto en el campo, como en el mar y la ciudad, y varios de ellos se han hecho públicos.

El Orden

jueves, enero 26

Gordo bueno


La Voz del Interior

martes, enero 24

Perdí

Mi bicicleta GT roja se la había comprado en 150 pesos a un queridísimo amigo. Ya tenía sus años pero seguía siendo un buen rodado. En los últimos tiempos se le había roto la palanquita de cambios de la corona, y de los seis del piñón andaban sólo el 3 y el 4, los más necesarios en definitiva. No eran arreglos tan caros al final de cuentas, pero como la bici de última andaba bien y no la usábamos tanto, le demorábamos el paso por el bicicletero.
Anoche la usé para hacer unas diez cuadras: videoclub, verdulería, almacén. Habíamos visto Tiempo de valientes en una copia lamentable: cada vez que hablaba Diego Peretti, sonaba un eco agudo por debajo de su voz. Y lo que hablaba Peretti, uf... Si la película no terminaba de ser mala, se debía en parte al gordo Luis Luque (sobrio y contenido por una vez), y sobre todo a la forma en que se muestra, sin resignar tono de comedia, cómo el entramado delictivo organizado se extiende sin solución de continuidad desde los tipos de la SIDE hasta un chorito de barrio.
La idea era devolver la película en el Místico de a tres cuadras, y sacar otra en el Libra de a cinco. Gente piola la del Místico, pero ya estábamos hartos de sacar truchadas con mal sonido, imágenes quemadas de luz, bebés llorando, gente levantándose para ir al baño o a por nachos.
El día había sido caluroso, la noche era húmeda y pesada: “ni una gota de aire”. Y menos gente en la calle que lo habitual siendo enero.
Entro al video, devuelvo, salgo: quince, veinte segundos como mucho, y la bici que ya no estaba contra la puerta de vidrio. Me asomo para adentro del barrio, por el costado de la plaza, y veo dos sombras menudas disparando con la bici, como a una cuadra de distancia. Empiezo a correr, pero al toque se dan cuenta y disparan más. Ahí me resigno y sigo caminando. Cruzo la plaza y viene un pibe en moto. Me dice que si quiero, él busca a los canas.
- No, dejá –le digo-: ya perdí.
- Uh, mirá –me dice, mientras se va en la moto.
En ojotas, con las manos en los bolsillos del vaquero y una camiseta alternativa de Boca toda percudida, un morocho cruzaba la calle y se sentaba en una hamaca mientras miraba para el lado mío. Éste de menudo no tenía nada. Pegué media vuelta y me fui.

Se me mezclaron emociones, todas feas. La bronca era sólo una entre tantas, en definitiva no se trataba de nada personal. En todo caso, digamos que el rollo era “cosal”: todo empezaba y terminaba con la GT ausente. Tristeza sin fin.

Cuando hace algunos años trabajaba en la Crónica de un rocho, mi primera novela, me había decidido por la primera persona. Se me ocurrió que un personaje tan (socialmente) lejano, debía hablar por sí solo en vez de “ser hablado” por mí. Hoy, que estoy escribiendo sobre personajes más cercanos al “choreado” que al choro, también elijo sin dudarlo la primera persona.

sábado, enero 21

Sí, y también Eliza y yo redactamos una precoz crítica de la Constitución de los Estados Unidos de América. Argumentamos que era más que nada un sistema para provocar el descontento general puesto que su éxito en mantener a la gente razonablemente feliz dependía de la fuerza de la misma gente, y sin embargo no presentaba ningún sistema práctico tendiente a hacer que los ciudadanos, al contrario de sus representantes elegidos, tuvieran fuerza.
Dijimos que era posible que los que redactaron la Constitución fuesen ciegos a la belleza de las personas que no tenían una gran fortuna, o amigos poderosos o un puesto público, pero que sí eran auténticamente fuertes.
Sin embargo, nos pareció más probable que los autores no se hubiesen dado cuenta de que resultaba natural, y por lo tanto casi inevitable, que los seres humanos en situaciones extraordinarias, se viesen a sí mismos como partes de nuevas familias. Eliza y yo señalamos que esto había ocurrido tanto en democracias como en tiranías, ya que los seres humanos eran los mismos en todo el mundo, y civilizados sólo desde ayer.
De ahí que se podía esperar que los representantes elegidos se convirtieran en miembros de la famosa y poderosa familia de los representantes elegidos, lo cual, naturalmente, los haría reaccionar en forma cauta, aprensiva y tacaña ante los otros tipos de familia en que, naturalmente, se subdivide la Humanidad.
Eliza y yo, pensando como mitades de un solo genio, propusimos que la Constitución fuese enmendada de modo que garantizara a todo ciudadano, por muy humilde, loco, incompetente, o deforme que fuese, la filiación a alguna familia tan disimuladamente xenofóbica y astuta como la que forman los funcionarios públicos.
Bravo por Eliza y por mí
.

Kurt Vonnegut, Payasadas, 1976.
Todo bien con el finado Fabián Polosecki (tampoco la locura).

Lo que me tiene las bolas llenas, es el culto a Polosecki.


Página/12

viernes, enero 20

Hogar monstruoso hogar


El miércoles corrí a ver Una historia violenta (D. Cronenberg) antes de que la levantaran. La sala estaba bastante llena: no debía ser el único apurado en no perdérmela. Delante nuestro estaba un gordo dándoles a nachos, pollo, papas y coca grande. Uno de los avances fue una película argentina en la que Chabán tiene un papel secundario: hace de psicólogo. Parecía malísima.
En fin, podría pensarse que todas estas banales circunstancias se diluyeron con el comienzo de la película, pero no fue tan así. De algún modo el relato de Cronenberg arranca más empeñado en reproducir nuestra civilizada parsimonia, su aparente resguardo de monstruos soñados o diurnos, que en incomodarnos. La amenaza se muestra desde un principio, es innegable, pero la vemos fuera de casa.
Lo incómodo de Una historia violenta es su paulatina demolición de nuestras expectativas. Nada es lo que parece, de acuerdo, pero eso no es todo: nada es tampoco lo que nos empeñamos en que parezca. Ni la paz doméstica, ni la redentora violencia, ni héroe alguno de todos aquéllos a los que las carteleras de mitos nos tienen acostumbrados.
A la altura de los títulos, tanto el gordo de adelante como el flaco de al lado como yo, hicimos comentarios sobre detalles insustanciales. Como ansiosos por reparar una deshecha red de certezas.

miércoles, enero 18

Lo dijeron ustedes, ¿eh?

Con todo, aunque se haya tratado de un operativo de elite, de ahí la voluntad de muchos de valorar su habilidad, casi pasando por alto el hecho de que sean delincuentes que merecen ser condenados a muchos años de cárcel, es peligrosa la noción, reivindicada ya sin sutilezas por el cine y por la ficción, de que el crimen sea una profesión más que digna si uno lo practica con cierta elegancia.
También lo es la de que la Policía, además de ser corrupta y brutal, sea propia de incompetentes que ni siquiera pueden capturar a una banda de ladrones audaces luego de haberlos tenido rodeados largas horas mientras millones de personas en todo el país observaban el espectáculo por televisión.


Editorial de hoy, La Mañana de Córdoba

martes, enero 17

Agenda noticiosa


- ¡Putttamadre, qué mes de mierda! ¿Qué noticia metemos, decime?
- Ni idea, che... Tá todo muerto...
- ...
- ...
- ¡¡¡Pará, pará!!!
- ¿Qué?
- ¡Conseguime el número del gordo Nicolás, el legislador!
- ¿El que siempre anda al salto por una nota?
- ¡Ése, sí, el radical!
- ¿El del hermano cafizo y diler?
- ¡Ése, ése, sí!
- ¿Y qué hacemos?
- ¡Cóóómo! ¡Lo mismo que en el 2001 y en el 2003, gilazo! ¡Vamos, nos hacemos invitar con un asadito en la casa que tiene en Agua de Oro, y lo hacemos hablar un poco con el grabador prendido!
- ¡Josha!
- ¡Cazá el celular, dale, mové el orto!
- ¡Voy, voy!


La Voz del Interior

miércoles, enero 11

Pehuén-Có

Tecleo contra el tiempo carísimo del único cyber del pueblo, en una compu más lerda aún que la de la oficina cuya órbita piloteo o hago como que. Balneario de bahía, aguas cálidas, lejano de la tonada y la weltanschauung cordobesa, casi incluidas las de uno.
Un sitio agradable. Una aldea aún inexperta en eso de sacarle dinero al verano. O sea: sacárselo, se lo sacan hace rato. Pero todavía no emergió el individuo que con voz ronca y resuelta dictamine: "¡Acá vamos a hacer las cosas en serio de una vez por todas, señores!".
Con varios seres queridos en una playa, terminándome un martini tras otro, no tan cools si se los quiere pero aaahh, exquisitos che. La playa sería la top del lugar, pero no siempre el barcito pasa música (bendito amateurismo), y cuando la pasa suele ser una onda retro bastante interesante. Cable a tierra de Fito (no, no es lo que se dice un soplo de aire fresco en vacaciones, pero acá al rosarino se lo defiende), lo rolin en vivo (avances de lo que será el próximo viaje veraniego).
Un lugar todavía no del todo "globalizado". Lo demás, bueno... lo demás es verano.
Anda por ahí una cheta como de 1.80 de altura, treintona larga al parecer, con un cuerpo exageradamente escultural que me recuerda a Grace Jones. Mi compañera la ve pasar por la arena como un tostado tótem caminante, y comenta: "Es anacrónica". Lo que yo no sé es si pal lao del pasado o del futuro.
Hay jóvenes. A rolete, claro. Y hay viejos orgullosos de su busarda altiva frente al horizonte.
Hay la horrible cerveza Quilmes, agua podrida vendida a base de necesidad creada a partir del "de lo nuestro, lo peor". Y hay Gancia y Cinzano, pero es dificilísimo pegar un Martini seco.
Hay parejas jóvenes que son dichosas con sólo ellos dos, más una manta y un mate y un termo que se han traído de la carpa en el camping. Su magia puede que sea más o menos volátil, tormentas de verano de la vida, pero qué bien se los ve, qué bien que hace verlos, qué poco más es lo que está haciendo falta.
El sol se pone en el mar y es hermoso. El viento trae sal, y olor a yerba usada pudriéndose en distintos puntos de la arena. Fin de otro martini, aceituna y salud.

martes, enero 3

Haiku de carretera

Desprevenido,
el tábano crepa
contra el parabrisas.