viernes, diciembre 6

Entender con la historia





Tambor de arranque
Francisco Bitar
Editorial Municipal de Rosario, 2012







En la contratapa de esta nouvelle, premiada en el Concurso Provincial de Literatura “Ciudad de Rosario” 2012, el jurado (conformado por Gabriela Cabezón Cámara, Damián Ríos y Sergio Chejfec) sostiene que “el relato propone un compromiso específico con el paisaje físico y social que describe, pero sale airoso de la amenaza previsiblemente realista que suele acompañar a estos paisajes gracias al tono desafectado de la narración”.
Dentro de lo innegablemente certero de estas apreciaciones, llama la atención en ellas la alusión al realismo como un peligro sorteado. Da la impresión de que los firmantes estuvieran tratando de excusarse por premiar una obra de “realismo literario”, esa tendencia a la que supuestamente se le ha pasado el cuarto de hora, y que muchos critican por quedarse en la superficie de las meras “cosas” en lugar de ir más allá.   
En efecto, Tambor de arranque puede leerse como una narración desafectada y concreta, en la cual los objetos (un fresno joven, un auto, una cubetera, una jirafa de plush, un contenedor, y otros) asumen en cierto modo un papel protagónico. Pero parafraseando al poeta brasileño Arnaldo Antunes, de lo que aquí se trata es más bien de que “las cosas no tienen paz”. No tienen paz porque tampoco la tienen los personajes de esta historia: hombres que no pueden evitar echarlo todo a perder, y mujeres empeñadas en rehacer sus vidas y salir adelante.
Así es el pequeño mundo de este relato sobre el final de una pareja, la de Leo e Isabel, padres de la pequeña Sofía. “¿Qué hacer con lo que termina?”, parece preguntarnos Bitar, y lo hace con una serie de escenas sobrias y desoladoras que dejan al lector sin respuestas. Como aquélla en que Isabel le cuenta a Mónica, su madre, una historia que a ésta le resulta más fácil de seguir que de entender. Entonces, según el narrador, “Mónica estaba dispuesta a hacer todas las preguntas que hicieran falta para entender con la historia, no con el intelecto”.