Nosotras vs. Ellos
El match es al mejor de tres partidos, dos a 24 y un eventual chico a 18.
Ya en el arranque, Nosotras meten un envido y un vale 4. En las manos siguientes es asombrosa la pobreza de cartas que reciben Ellos, mientras que Nosotras no bajan de 28 para el primero y siempre tienen por lo menos dos de las más fuertes para el segundo.
Al entrar Nosotras en las buenas con Ellos en 2 de las malas, Nosotras 1 comienza a mostrar una actitud canchera y socarrona que las sucesivas ventajas mano tras mano no hacen más que alimentar. Nosotras 2, más recatada, disfruta con calma.
En un momento, con el marcador 6B a 3M, Nosotras 1 le gana un envido 31 a 30 a Ellos 1. Al final de la mano, no muestra los puntos. Ellos 1 se lo señala, y tras una corta discusión se resuelve perdonar el desliz a Nosotras 1 por su corta edad.
El primer partido llega a su fin con suma rapidez: 12B a 4M.
La dimensión de la paliza lleva a Nosotras 1 a asegurar que ganarán el match con Ellos sin dormir adentro. Ellos 2 pierde entonces toda contemplación respecto a los veinte años menos de sus rivales. A pesar suyo, debe reconocer que Nosotras 1 le está cayendo como una pendeja de mierda. Su compañera Ellos 1 no está tan caliente, pero también se empieza a tomar la cosa muy en serio.
Sin embargo, de poco les sirven las caras de perro: este partido se presenta no tan negativo como el anterior pero más o menos igual. Ellos 2 culpa una y otra vez a la mala suerte, pero también es cierto que el nerviosismo lo hace incurrir en errores. Ellos 1 lo sabe pero no se lo dice. Por otra parte, es indudable que Nosotras han hecho su diferencia a base de astucia y concentración.
Con Nosotras ganando 3B a 5M, Nosotras 2 canta “truquiño”. Ellos 1 quiere irse al mazo, pero Ellos 2, antes, le señala a Nosotras que éste es un juego de palabra y por lo tanto hay es preciso hablar claro. Después de la aclaración, acepta irse al mazo: es poco y nada lo que tiene.
Un momento memorable es la primera vuelta de la siguiente mano. Ellos 2 pone el siete de oros. Nosotras 2, el de espadas. Ellos 1, tras cantar un envido y serle negado, pone la hembra. Nosotras 1, exultante, exhibe el ancho. Ellos quedan desconsolados. Nosotras 1 les dice que pierdan las esperanzas porque todo lo jugado demuestra lo cracks que ellas son. Ellos 2 replica que lo pasado pisado está y que las cartas más importantes son las futuras, por lo que menos blablá y a seguir jugando.
En la mano siguiente, Ellos reciben cartas más o menos buenas para el truco, pero Nosotras no se lo aceptan. Ellos 1 se queja: ¡nos tenemos que desangrar para conseguir un punto! Risas: amargas por un lado, burlonas por el otro.
De pronto, Ellos meten un envido y un retruco y entran en las buenas. Sin embargo, en la mano siguiente Nosotras se adelantan en el marcador, poniéndose 8B a 2B.
Luego Ellos 1 grita un envido. Nosotras 1, confiada y sonriente, lo redobla. Son los 4 puntos para ganar el match: Ellos 2 se niega a aceptar, pero Ellos 1 confía en sus cartas y da el quiero 30.
31 son mejores, le dice Nosotras 1. Son buenas, dice un derrumbado Ellos 2, y Nosotras comienzan a emitir grititos agudos mientras Ellos 1, resignada, tira sus cartas y se levanta para irse a la cama.
En ese interín, Ellos 2 advierte que Nosotras 1 no muestra aún sus puntos. Mientras la mira abrazarse con su compañera mesa de por medio y con dos cartas en la mano derecha, piensa enfebrecido: ¡que no muestre los puntos, por favor que no los muestre!
Nosotras 1 tira por fin las cartas boca abajo sobre la mesa, y Ellos 2 por poco no da un salto: ¡No mostraste los puntos!, grita eufórico. Ellos 1 vuelve corriendo de la pieza, y agrega: ¡Estabas avisada!
Nosotras se miran atónitas. Los 4 puntos van para Ellos y el partido sigue. Marcador: 8B-6B.
En la mano siguiente, tras un envido no querido a favor de Ellos, Nosotras cantan un vale 4. Ellos temen y desisten, por lo que Nosotras quedan 11B-7B, a un punto de la victoria.
Ellos 2 comenta: estamos obligados a aceptarles todo. Nosotras 1, entonces, les tira risueña el envido. Ellos 2 le responde real envido.
Quizás por el calor del momento, quizás por mera inexperiencia, Nosotras desconocen que gritando la falta el puntaje en juego baja a 1. Se quedan en el quiero, y se canta: Nosotras 2, cinco; Ellos 1, siete; Nosotras 1, veintiséis.
Ellos 2 mira sus 27 por un segundo de callada emoción, y los pone sobre la mesa gritando: ¡ganamos el partido!
Nosotras, aturdidas, recién entonces se dan cuenta: con esos puntos, el marcador queda 12B-11B a favor de Ellos.
El chico arranca con un envido y un retruco ganados por Ellos. Nosotras se desaniman y juegan sin ganas, lo que deriva en mero trámite: 9B a 5M, y match para Ellos, que se levantan y festejan. Nosotras, quietas en sus sillas, extrañadas, sonrientes, contemplan el feliz beso.
Ya en el arranque, Nosotras meten un envido y un vale 4. En las manos siguientes es asombrosa la pobreza de cartas que reciben Ellos, mientras que Nosotras no bajan de 28 para el primero y siempre tienen por lo menos dos de las más fuertes para el segundo.
Al entrar Nosotras en las buenas con Ellos en 2 de las malas, Nosotras 1 comienza a mostrar una actitud canchera y socarrona que las sucesivas ventajas mano tras mano no hacen más que alimentar. Nosotras 2, más recatada, disfruta con calma.
En un momento, con el marcador 6B a 3M, Nosotras 1 le gana un envido 31 a 30 a Ellos 1. Al final de la mano, no muestra los puntos. Ellos 1 se lo señala, y tras una corta discusión se resuelve perdonar el desliz a Nosotras 1 por su corta edad.
El primer partido llega a su fin con suma rapidez: 12B a 4M.
La dimensión de la paliza lleva a Nosotras 1 a asegurar que ganarán el match con Ellos sin dormir adentro. Ellos 2 pierde entonces toda contemplación respecto a los veinte años menos de sus rivales. A pesar suyo, debe reconocer que Nosotras 1 le está cayendo como una pendeja de mierda. Su compañera Ellos 1 no está tan caliente, pero también se empieza a tomar la cosa muy en serio.
Sin embargo, de poco les sirven las caras de perro: este partido se presenta no tan negativo como el anterior pero más o menos igual. Ellos 2 culpa una y otra vez a la mala suerte, pero también es cierto que el nerviosismo lo hace incurrir en errores. Ellos 1 lo sabe pero no se lo dice. Por otra parte, es indudable que Nosotras han hecho su diferencia a base de astucia y concentración.
Con Nosotras ganando 3B a 5M, Nosotras 2 canta “truquiño”. Ellos 1 quiere irse al mazo, pero Ellos 2, antes, le señala a Nosotras que éste es un juego de palabra y por lo tanto hay es preciso hablar claro. Después de la aclaración, acepta irse al mazo: es poco y nada lo que tiene.
Un momento memorable es la primera vuelta de la siguiente mano. Ellos 2 pone el siete de oros. Nosotras 2, el de espadas. Ellos 1, tras cantar un envido y serle negado, pone la hembra. Nosotras 1, exultante, exhibe el ancho. Ellos quedan desconsolados. Nosotras 1 les dice que pierdan las esperanzas porque todo lo jugado demuestra lo cracks que ellas son. Ellos 2 replica que lo pasado pisado está y que las cartas más importantes son las futuras, por lo que menos blablá y a seguir jugando.
En la mano siguiente, Ellos reciben cartas más o menos buenas para el truco, pero Nosotras no se lo aceptan. Ellos 1 se queja: ¡nos tenemos que desangrar para conseguir un punto! Risas: amargas por un lado, burlonas por el otro.
De pronto, Ellos meten un envido y un retruco y entran en las buenas. Sin embargo, en la mano siguiente Nosotras se adelantan en el marcador, poniéndose 8B a 2B.
Luego Ellos 1 grita un envido. Nosotras 1, confiada y sonriente, lo redobla. Son los 4 puntos para ganar el match: Ellos 2 se niega a aceptar, pero Ellos 1 confía en sus cartas y da el quiero 30.
31 son mejores, le dice Nosotras 1. Son buenas, dice un derrumbado Ellos 2, y Nosotras comienzan a emitir grititos agudos mientras Ellos 1, resignada, tira sus cartas y se levanta para irse a la cama.
En ese interín, Ellos 2 advierte que Nosotras 1 no muestra aún sus puntos. Mientras la mira abrazarse con su compañera mesa de por medio y con dos cartas en la mano derecha, piensa enfebrecido: ¡que no muestre los puntos, por favor que no los muestre!
Nosotras 1 tira por fin las cartas boca abajo sobre la mesa, y Ellos 2 por poco no da un salto: ¡No mostraste los puntos!, grita eufórico. Ellos 1 vuelve corriendo de la pieza, y agrega: ¡Estabas avisada!
Nosotras se miran atónitas. Los 4 puntos van para Ellos y el partido sigue. Marcador: 8B-6B.
En la mano siguiente, tras un envido no querido a favor de Ellos, Nosotras cantan un vale 4. Ellos temen y desisten, por lo que Nosotras quedan 11B-7B, a un punto de la victoria.
Ellos 2 comenta: estamos obligados a aceptarles todo. Nosotras 1, entonces, les tira risueña el envido. Ellos 2 le responde real envido.
Quizás por el calor del momento, quizás por mera inexperiencia, Nosotras desconocen que gritando la falta el puntaje en juego baja a 1. Se quedan en el quiero, y se canta: Nosotras 2, cinco; Ellos 1, siete; Nosotras 1, veintiséis.
Ellos 2 mira sus 27 por un segundo de callada emoción, y los pone sobre la mesa gritando: ¡ganamos el partido!
Nosotras, aturdidas, recién entonces se dan cuenta: con esos puntos, el marcador queda 12B-11B a favor de Ellos.
El chico arranca con un envido y un retruco ganados por Ellos. Nosotras se desaniman y juegan sin ganas, lo que deriva en mero trámite: 9B a 5M, y match para Ellos, que se levantan y festejan. Nosotras, quietas en sus sillas, extrañadas, sonrientes, contemplan el feliz beso.
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