lunes, agosto 22


Escribir sobre Los muertos (Lisandro Alonso, 2004) es fácil y difícil al mismo tiempo. Fácil por la imponencia evocativa de sus imágenes morosas. Difícil por el riesgo de arruinarla con palabras inútiles.
Pero son precisamente sobre la inutilidad las incógnitas que se asoman y esconden alrededor de Argentino Vargas y su bote. Inutilidad de todo vínculo, de todo legado, de todo viaje. Y entre tanta inutilidad, en lo hondo del instante, la cámara capta de pronto un detalle menos insignificante de lo que creíamos.
Hay algo terrible y terminal agazapado tras el escándalo verde. Un secreto demasiado palpable. Una siesta chorreante y roja.

1 Comments:

Blogger Adrián Savino said...

Los que viven en Europa tienen más chances de encontrarla...

2:29 p. m.  

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