miércoles, septiembre 6

Presentación de Los días del padre y otros relatos (Sergio Gaiteri, Ediciones del Boulevard)


Mucho tiempo atrás, antes que hubiera escritura, libros y eventos que los celebran, los hombres ya necesitábamos historias que reprodujeran, que resignificasen la experiencia cotidiana. Hoy seguimos necesitándolas. Algunas nos parecerán más agradables o preferibles que otras; lo cierto es que abundan: las busquemos o no, ellas nos encuentran.
Entre todas esas historias, hay algunas que exigen un compromiso especial: son las de quienes parecen ya casi no tener voz propia, ni certeza de que en última instancia, hacer uso de ella pueda servir de algo.
El libro que aquí presentamos asume, en mi opinión, ese compromiso. En los seis relatos que lo componen, los protagonistas no ven necesidad alguna de adornar, de opinar, de sacar conclusiones acerca de lo que ocurre. Apenas si se limitan a constatar hechos desnudos, secas señales de una realidad que ya no aspiran a comprender. Y entre esos hechos, sus intentos de actuar, de intervenir, de hacer algo a pesar de todo.
Lo que prevalece, en definitiva, es un recóndito desasosiego. Las opiniones, las impresiones, los puntos de vista, pertenecen siempre a los otros. Los protagonistas, en cambio, se refugian en el rol de testigos como si no tuvieran otra elección. El humor surge de vez en cuando, pero casi no parece acompañarlo la intencionalidad: más bien se presenta como otra consecuencia de esa observación desnuda, que cada tanto aísla un hecho corriente y revela su costado gracioso. El amigo que presenta a sus compañeros de karate con nombre y color de cinturón, y el protagonista destacando que “uno era negro”. El que busca un libro para donar a una escuela, le ofrecen uno de horóscopos, y… no le parece lo más apropiado. La empleada de librería que, según el narrador, está “atendiendo a una pareja en la zona de literatura latinoamericana”.
Ironías breves, oscuras en más de un caso, que aparecen de improviso como insinuaciones de una subjetividad, de un punto de vista propio. En cambio la tan mentada “chispa” cordobesa, a menudo no tan chispeante sino bastante predigerida e intencionada, los tiene sin cuidado. Cada intervención humorística de este tenor, tanto del narrador como de los demás personajes, aparece previamente “escrachada”, revelada en su improcedencia, con frases como “hice un chiste” o “hizo una broma”.
Puede sonar incómodo, pero es lo que estos personajes tienen para ofrecernos. Varados ante una multiplicidad de opciones, han llegado por lo menos a comprender que lo que saben es muy poco, menos de lo que en otro momento habían creído saber. No hay recetas ni fórmulas para la vida en estos relatos. Sí hay, en todo caso, un laconismo que quizás, parafraseando a Chéjov, ayude a volvernos mejores por el camino de vernos tal cual somos.
Me pregunto si es posible, fuera de la literatura, encontrar voces como las que resuenan en este libro. Trato de imaginar a estos personajes contándome las mismas historias en una mesa de bar, café o vino de por medio, y de inmediato puedo verlos cohibidos por mi mirada ansiosa de definiciones, de respuestas, de claridades. Mucho menos puedo imaginarlos escribiéndolas.
Aquí es, en definitiva, donde se adivina al escritor. Fui recibiendo estos relatos por mail a lo largo de los últimos años, imprimiéndolos, leyéndolos, conociendo a sus criaturas y advirtiendo que, de algún modo, su arte se encontraba con lo que concebimos como la realidad. Veía a un vecino sacar su viejo R12 para ir al trabajo; oía, del otro lado de la tapia, a otro que compartía, en silencio, un asado con sus hijos; y tenía la impresión de estar percibiéndolos de otra manera. Sin ser los personajes de estos relatos, sospechaba que bien podían serlo, que estaban muy cerca.
Reencontrar ahora a esos personajes, por fin todos juntos dentro de un libro, me alegra por ellos. Es como si sus intemperies, y por cierto también las nuestras, se atenuaran un poco. Como si entre tanta grieta, pudiera acaso entrar algo de luz.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Gracias por transcribir la presentación; no fue alcahueta, pero si muy motivadora. Sergio ofició de profe, y en el stand de Edic.Del Boulevard desconocian vuestras publicaciones.
Hubiera sido lindo tambien que Laura expusiera alguna de sus obras.

3:58 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me gustaría conseguir el libro y no puedo viajar a comprarlo, vivo en un pueblo dónde una vez se vió un libro y no supieron que hacer con él. Terminaron exponiendolo en la feria de ciencias que se lleva a cabo cada siete años (ahora lo acortaron a 4)

6:57 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pablo, el mail del autor es sergiohgaiteri@yahoo.com.ar
¡Aguante la feria de ciencias!

8:59 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pablo. Dònde sea ese remoto paraje popperiano te mando un ejemplar.
Sergio Gaiteri.

11:24 a. m.  

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