miércoles, agosto 16

Ser rebusquetero


Dícese del personaje de cierto talento, que sin embargo aprovecha para hacerse unos mangos con un laburito que le sale “de taco”, como quien dice. Por esas paradojas de la masividad, este individuo será abrumadoramente mejor pago por dos o tres mohines repetidos hasta el hartazgo, que por el honesto mas no siempre lucrativo esfuerzo de dar todo y un poco más de sí.



A estas alturas lo sabemos fehacientemente: la rebusqueta reiterada es adictiva. Se conocen muchos casos de artistas que tras sucumbir por primera vez, después hicieron otra probadita, y otra, y otra, ¡y oootra!... hasta finalmente devenir rebusqueteros ya no simpáticos sino irremediablemente horribles, incapaces (salvo que medie algún milagro) de volver a ofrecer trabajos de una mínima calidad.




El cine, la música, la danza, la literatura… Abundan, como podemos ver, los campos fértiles para rebusquetear a lo pavote, a ver si “se la pega” de una vez por todas... y “que se cague el pobrerío” por más aceite que se pierda.