Sobre un estilo y sus consecuencias

Wimbledon es uno de los blogs que más me gusta visitar. Lo leo como una suerte de entretenido periódico on line, en el que las noticias no obedecen a mercachiflismo ni corporativismo alguno, sino al caleidoscópico arbitrio de su responsable. De algún modo me parece que Wimbledon logra tensar y expandir las posibilidades de este bisoño medio de comunicación: hay información, opinión, capricho, poesía, hermetismo, banalidad, agudeza... En fin, hay muchísimas cosas, pero lo que más me interesa en su gesto cotidiano, a grandes rasgos, es la apuesta, el riesgo.
Dicho esto, voy al grano: me parece que hoy su responsable pierde aceite al tratar de idiotas a quienes le cuelgan comentarios. Igual que en algunas otras entradas que le he leído anteriormente, sospecho que el objetivo de ésta no es otro que remover el avispero, chucear al lector-comentarista pa ver pa qué lao salta.
Nada, nomás tengo la sensación de que este hombre (o el personaje que su blog engendra) se enoja con lo que él mismo contribuyó a generar.