Taller Literario Zimmer. Hoy: Adrián Dárgelos
En la semivacía sala VIP del casino de Carlos Paz, Beto Zimmermanni prolongaba brutamente su racha afortunada de los últimos meses. Las instrucciones del supervisor al croupier habían sido claras y severas: dos bolas más, y ese hombre debía ser invitado a retirarse.
Mientras levantaba sus últimas ganancias, merced a un toco de fichas desparramado por el sector del 2, Zimmer sintió que lo tocaban de atrás. "Ah no -pensó-, hoy putas no, toy muerto". Pero se trataba de un nuevo alumno de su taller que lo andaba buscando desesperadamente.
- ¡Hola man, por fin te ubico!
El tallerista se dio vuelta y lo miró de arriba abajo.
- Disculpe muchacho, carne de chancho no es lo mío.
- Tás mandando cualquiera. ¿No ves que soy el que canta en Babasónicos?
- Ah... Con razón le veía cara conocida...
- Y, sí... Caras como la mía no se olvidan tan fácilmente...
- Aunque no fuera famoso...
- Bueno, Beto, vamos al grano, ¿sí? Lo invito con un trago.
- El año lectivo empieza en marzo, caballero. Pásese por el Royal para esa época y charlamos.
- Ni loco, Zimmer. No lo busqué por todo Punilla para que me haga esperar. Déme cinco minutos, por favor.
- Uf... bué, vamo...
- ¡Josha!
Ya en la barra y con un buen gin tonic en su poder, el tallerista dio comienzo a su impensada clase estival.
- Lo suyo no estaba tan mal, Dárgelos.
- ¿"No estaba"?...
Zimmer se echó un trago serenamente antes de continuar.
- Malditismo, decadencia, de-generación... Una propuesta interesante.
- ¿Y ahora?
- Ahora se han vuelto un poco patéticos, qué quiere que le diga...
- ¿Le parece?
- A ver si la cortan con tanta histeria discotequera...
- Pero... Así es nuestro mundo, el de nuestros fans...
- Procure emigrar, Dargelos. Ése es el consejo que puedo darle. Ya están grandes para seguir en ésa.
- Usted porque ya no va a las discos. Hay un montón de viejos degenerados, dando vueltas ahí.
- Todo lo que usted quiera, Dargelos. No cuestiono sus hábitos nocturnos sino su quehacer lírico: "será que me cogieron mal, que no me trago la charada"; "algunas noches soy fácil, no acato límites"; "qué casualidad fue encontrarte justo acá, yo tan puesto, vos tan apuesta"... Ugh, qué náusea, mejor no sigo...
- ¿Qué problema hay?
- Mi estimado amigo: usted o afina la pluma, o empieza a escribir cosas más de gente de su edad.
- El antiguo es usted, Beto.
- Haga una prueba, Dárgelos, por su porvenir profesional se lo digo. En vez de escribir para pendejas, escriba para chicas como ésas de allá.
- ¿Esas putas casineras?
- Las mismas, muchacho, las mismas. ¿Usté quiere ser decadente en serio? Pues bien, un esfuerzo más. Con los años, por ahí se forja un digno otoño artístico en casinos del interior.
- ¿Como Cacho Castaña?
- Y como Luis Aguilé. Manolo Galván. ¡Los Iracundos!
- Ídolos de la hostia.
- ¡Po...!
- ¿Sabe que están buenos sus consejos, Zimmer?
- Yo sé de qué le hablo, Dárgelos. Por diablo, sí, pero sobre todo por tusán del año uno. Usted es toda una promesa, hagamé caso: cambie el libreto si quiere sobrevivir. Lo quiero ver el día que sus fans flaquitas sean unas vecucas casineras. ¡Estése preparado, hombre!
- Mató la onda, Zimmer. ¿Otro trago?
- Pero cómo no.
- Chin chin.
- Salú, querido. Por el futuro del rock.
2 Comments:
Buenísimo!
hola gente, llegué a este blog... les dejo mi dirección, ahí también hay un "relato: babasónicos". saludos...
www.tecladosdetaiwan.blogspot.com
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