jueves, diciembre 1

Pienso ahora en todas las locuras que hice,
y bueno, sí, las hice todas y las sigo haciendo,
pero si tenés suerte, llega un día
en que te das cuenta de dónde venís.
Voy bajando la loma para ver a Bessie,
oh, sí, verla pronto.
Voy bajando la loma para ver a Bessie Smith,
y cuando llegue, me pregunto qué hará ella.
Rick Danko - Robbie Robertson,
The Basement Tapes, 1967


Feria Musical (ex Disquería del Turco Abdón) sigue sorprendiendo al transeúnte. El fondo musical esta vez era Primer Acto, el nuevo de Jiménez. Nunca me lo compraría, ni hablar, pero bien lo de la Mona, el mejor en lo suyo sin lugar a dudas. Su música se instala en el instante con admirable portación de cara de cascote, virtud de ninguno de sus colegas, del más careta al más chogronazo. En una de las canciones, un dúo con Fito Páez, éste se revela como un más que interesante intérprete cuertetero. No me alcanzan los dedos de las manos para contar los años que llevaba sin escuchar a Fito cantar bien... Gracias, Carlitos.

El hallazgo de esta ocasión, a tan sólo 3 pesos, es un compilado de Bessie Smith (1894-1937), la “emperatriz del blues”. Mote grandilocuente que sin embargo se corresponde con el contexto en que esta cantante cimentó su gloria imperecedera: los tugurios más o menos lujosos de Memphis, que en los años ‘20 y ‘30 cobijaron la movida del blues urbano, más orientado hacia el jazz de las big bands, el music hall y el vodevil.
Como al casette se le había despegado la almohadilla, fue necesario un pequeño service casero. Luego del trámite... la magia, el asombro: la voz clara y sostenida de esta mujer naciendo y muriendo en cada fraseo, imponiéndose limpia por sobre las precariedades técnicas de aquellas grabaciones.
A diferencia de la vertiente rural (de guitarra, armónica y por ahí algún violín, y cuya heroína es la más áspera y no tan menos dulce Memphis Minnie), en este caso la instrumentación es más profusa y por lo tanto suena como una especie de bola de fondo. El timbre de la voz de Bessie, sin embargo, lo hace a uno bajar la loma y olvidarse del resto.