Es raro que la grasada, en sus infinitas versiones, me deje indiferente. Más bien me provoca sensaciones extremas de un signo y del otro, cuando no de ambos al mismo tiempo.
Pero ¿a qué voy?
A que me encanta esta tapa, qué le voy a hacer...



Ya sé que escribiendo letras es un mono con bazooka. (Eso sí, mal que me pese, Va por vos, para vos me sigue conmoviendo.)
También estoy al tanto, cómo no, de su rampante mercachiflismo.

Pero hoy, cuando ya hace rato que el yanqui le ganó al ruso jugando al Atari, no puedo dejar de recordar con felicidad la presentación de Rockas Vivas en Atenas, ¡mi primer concierto de rock!

Seguí robando, Miguel. Te perdono.