Ya hace más de veinte años de cuando me tocó marcar a la Pepa Brizuela, cantante de La Barra, en dos partidos de baby fútbol. Yo jugaba para el Centro Vecinal Suquía (Bo. Empalme), y él para Ferroviario Mitre. Fue un partido para cada equipo, y también fue parejo el duelo personal. Al final de cada encuentro, me acuerdo, él me saludó con la mejor onda.
Años después la Pepa se destacó como cantante en Tru-La-Lá, y más adelante lideró La Barra, suerte de Chebere en clave menemista que al parecer, después de doce años de carrera exitosa, se disuelve en marzo del año que viene.
Sin interesarme tanto como otros géneros, el cuarteto me llama bastante la atención, quizás porque en esta ciudad se lo respira, se mete en las tripas nos guste o no. Y La Barra, en mi opinión, representa el cuarteto limpito, prolijo, algo así como un hipotético fernet Liberty. El cuarteto de los chetos, melódico y producido, que una noche llegó a sonar en el Teatro del Libertador, y lo que es más asombroso aún, logró que la cúpula mayor del sotismo ocupara de buena gana los lugares que le están reservados en la tradicional sala.
4 Comments:
Boludo, son cosas que no se entienden: yo era punck y fuí al Monse
Yo era dark y fui al Belgrano, juá!
Adrián, el cuarteto se te mete en la venas, entre otras razones, por los mismos motivos que un grupo mayoritario de gente compra De la Sota. Publicidad, simplificación de discursos, sentido de unaninmidad. Tu sentido relato emotivo-futbolero contribuye a ello.
En las tripas, dije, y a menudo me las revuelve. Será por eso que apenas si me salen relatos tan "sentidos" como éste.
Y sí, la publicidad con toda su batería de trampas contribuye a la popularidad del género. Como sucede con casi toda la música popular. Pero me dentengo en lo de "entre otras razones". Después de todo, es un ritmo musical que se fue gestando a través de décadas, amalgamando distintas expresiones originales (pasodoble, tarantella, cumbia, calypso...). Y es lo que más le gusta a la mayoría de la gente, especialmente a los más pobres, en esta parte del mundo. No lo voy a defender por eso ni mucho menos, pero tampoco me voy a poner adorniano y perderle el respeto por el mismo motivo.
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