sí, es verdad que la Argentina es una cueva de fachos. Pero no por el comercial de Isenbeck. lo es desde antes, desde mucho antes. además, la crítica de Baker a ese comercial es superficial, no logra captar que expresa lo que en realidad se siente desde lo futbolístico: el aborrecimiento y la envidia a Brasil. el comercial plantea una picardía políticamente ingenua o neutra, y no tiene nada que ver que enlace eso con la hordita punk de Belgrano... parece esas típicas elucubraciones de Kollman, donde todo, pero todo termina siendo una conspiración antisemita. una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa. que los chiquitos punkitos existen, es verdad. Y no son más que unos pobres imbéciles pintorescos en el paisaje porteño. Ni por asomo, aún con todo lo que se quiera inventar sobre ellos, una presencia significativa a nivel de las tribus urbanas, como pueden ser los llamados neonazis ingleses o alemanes. Los nativos no existen en comparación con los otros. por otro lado, entremezclar a una marca de cervez como Isenbeck con ideologías nazis, como ligeramente diche Baker, es impactante sólo para el mundillo de los blogs. Para los que piensan y analizan la realidad desde una óptica más seria, no tienen ningún asidero. parece un esfuerzo en la misma dirección que el de la canadiense Noemi K., cuando quiso asimilar a la marca Nike con la explotación del trabajo infantil. las cosas son algo más complicadas que eso... pero para pensarlas hace falta tomarse tiempo y dejar de postear un rato...
Quedó afuera, algo patrióticamente negativo aunque sea sólo uno de los tantos deportes pues hay que enterarse que hay otros, que sin embargo trajo como muy positivo, que ipso facto quedaran eliminados de la pantalla de tv algunos avisos publicitarios delirantes y desequilibrados sobre el futbol con los que hasta ese triste momento machacaban emocionalmente a cada instante a los hartados televidentes locales con buen gusto y con sentido de lo real.
2 Comments:
sí, es verdad que la Argentina es una cueva de fachos. Pero no por el comercial de Isenbeck.
lo es desde antes, desde mucho antes.
además, la crítica de Baker a ese comercial es superficial, no logra captar que expresa lo que en realidad se siente desde lo futbolístico: el aborrecimiento y la envidia a Brasil.
el comercial plantea una picardía políticamente ingenua o neutra, y no tiene nada que ver que enlace eso con la hordita punk de Belgrano...
parece esas típicas elucubraciones de Kollman, donde todo, pero todo termina siendo una conspiración antisemita.
una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa.
que los chiquitos punkitos existen, es verdad. Y no son más que unos pobres imbéciles pintorescos en el paisaje porteño. Ni por asomo, aún con todo lo que se quiera inventar sobre ellos, una presencia significativa a nivel de las tribus urbanas, como pueden ser los llamados neonazis ingleses o alemanes. Los nativos no existen en comparación con los otros.
por otro lado, entremezclar a una marca de cervez como Isenbeck con ideologías nazis, como ligeramente diche Baker, es impactante sólo para el mundillo de los blogs. Para los que piensan y analizan la realidad desde una óptica más seria, no tienen ningún asidero.
parece un esfuerzo en la misma dirección que el de la canadiense Noemi K., cuando quiso asimilar a la marca Nike con la explotación del trabajo infantil.
las cosas son algo más complicadas que eso... pero para pensarlas hace falta tomarse tiempo y dejar de postear un rato...
Quedó afuera, algo patrióticamente negativo aunque sea sólo uno de los tantos deportes pues hay que enterarse que hay otros, que sin embargo trajo como muy positivo, que ipso facto quedaran eliminados de la pantalla de tv algunos avisos publicitarios delirantes y desequilibrados sobre el futbol con los que hasta ese triste momento machacaban emocionalmente a cada instante a los hartados televidentes locales con buen gusto y con sentido de lo real.
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