Citas
Inauguré este espacio con una cita, y hoy la convertí en agregado del título, que no es sino otra cita. Autocita, mejor dicho, de una desencantada carta de amor póstumo. "Probamos la miel y pasamos por el cuchillo", había escrito entonces, en tren de telenovela venezolana de las tres de la tarde.
Soy portador del virus caza-citas. Mis múltiples y zappinescas lecturas apuntan una y otra vez a la regurgitación de "one-liners" (acá cito a críticos de cine...) no tan distintos de los que tanto odio en ciertas películas. Un ejemplo bien burdo para que se entienda, sería: "Nos vemos en el infierno, bastardo", antes del tiro asesino. Hace poco veía en video Hell Boy, que no estaba mal para nada, pero tanta frase cheronca del protagonista terminó hartándome y adormeciéndome cómodamente, despreocupado de los 3 pesos del alquiler. Y ahora me acuerdo de Alien 4, donde la horrorosa y claustrofóbica angustia de las tres anteriores se arruinaba con una catarata de frasecitas chistosas que lo trivializaban todo y al final el bicho daba algo de asco pero nada de miedo.
Así que no esperemos gran cosa de las citas por aquí. Ni el título ni el comentario de este blog tienen más trascendencia que la del instante oficinesco en el que decidí que iban. Si uno escribe lo más parecido posible a lo que le gustaría leer, digamos que aquí al menos delinearé, como mucho, lo que sería mi almanaque de citas ideal.
Soy portador del virus caza-citas. Mis múltiples y zappinescas lecturas apuntan una y otra vez a la regurgitación de "one-liners" (acá cito a críticos de cine...) no tan distintos de los que tanto odio en ciertas películas. Un ejemplo bien burdo para que se entienda, sería: "Nos vemos en el infierno, bastardo", antes del tiro asesino. Hace poco veía en video Hell Boy, que no estaba mal para nada, pero tanta frase cheronca del protagonista terminó hartándome y adormeciéndome cómodamente, despreocupado de los 3 pesos del alquiler. Y ahora me acuerdo de Alien 4, donde la horrorosa y claustrofóbica angustia de las tres anteriores se arruinaba con una catarata de frasecitas chistosas que lo trivializaban todo y al final el bicho daba algo de asco pero nada de miedo.
Así que no esperemos gran cosa de las citas por aquí. Ni el título ni el comentario de este blog tienen más trascendencia que la del instante oficinesco en el que decidí que iban. Si uno escribe lo más parecido posible a lo que le gustaría leer, digamos que aquí al menos delinearé, como mucho, lo que sería mi almanaque de citas ideal.
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