miércoles, septiembre 30

¿Alimento para freaks?







lunes, septiembre 21

Volvió y no se guardó nada





La entrevista completa, acá y acá.

sábado, septiembre 19

¡Al fin una buena!

viernes, septiembre 18

Shaná Tová

jueves, septiembre 17

Frío, gris, lluvioso... en muchos sentidos un día choto.


Pero perfecto para escuchar el disco nuevo de David Sylvian.



Bolachas

jueves, septiembre 10

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La Voz del Interior

El pánico eliminatorio ya empezó a ponerse divertido


En alguna temprana entrada de este blog ya había sido deslizada la impresión: salvando escasísimas excepciones, los periodistas deportivos no son ningunos especialistas, sino simples mortales con poco y nada que aportar y un micrófono o teclado adelante.
Vamos con dos perlas de ayer, seguramente las primeras de un laaargo collar:

Gustavo Grabia (antes del partido), en El Show de la Noticia, FM 100:
No vendría nada mal un empate esta noche en Paraguay. Quedaríamos por lo menos iguales con Ecuador, y después viene Perú, a los que como en el 78, les mandamos un par de barcos con trigo y listo.
Martín Souto (después del partido), en Paso a Paso, TyC Sports:
Estoy convencido que vamos a ir, no sé cómo. Hoy, no hay nada para rescatar.

miércoles, septiembre 9

Auspicia este telebeam, sí, Bananas Fresán


Chau loco, ya son demasiadas veces de leer a este stand-up columnist despuntando su pulsión de basurear al fútbol y a todo lo que le ande cerca. Me pregunto si no estamos frente a un Sebreli de la Generación X, y me respondo que no, no exactamente: el viejo ladri es mucho peor, su anti-futbolismo ya es una marca de fábrica con la que factura mecánicamente y como loco. Este otro no, vamos a reconocerle que sólo exhibe su desprecio ignorante de a ratos, nomás cuando se le vuelve demasiado incontenible. Pero las broncas de este tipo con El Fútbol se le vuelven como boomerang si pensamos en ciertos rasgos o tics de su propio estilo. Porque a ver… ¿cuánta diferencia habrá entre la catequesis maradoniana, y la beatliana, la dylaniana, la salingeriana, la cheeveriana, la proustiana (desde el día que la esposa le regaló los siete tomos y él los leyó todititos y salió corriendo a contarlo), y bué, mil largos etcéteras, con las que él mismo nos viene machacando desde hace más de una veintena de años?

Página/12

miércoles, septiembre 2

Un día hay vida. Por ejemplo, un hombre de excelente salud, ni siquiera viejo, sin ninguna enfermedad previa. Todo es como era, como será siempre. Pasa un día y otro, ocupándose sólo de sus asuntos y soñando con la vida que le queda por delante. Y entonces, de repente, aparece la muerte. El hombre deja escapar un pequeño suspiro, se desploma en un sillón y muere. Sucede de una forma tan repentina que no hay lugar para la reflexión; la mente no tiene tiempo de encontrar una palabra de consuelo. No nos queda otra cosa, la irreductible certeza de nuestra mortalidad. Podemos aceptar con resignación la muerte que sobreviene después de una larga enfermedad, e incluso la accidental podemos achacarla al destino; pero cuando un hombre muere sin causa aparente, cuando un hombre muere simplemente porque es un hombre, nos acerca tanto a la frontera invisible entre la vida y la muerte que no sabemos de qué lado nos encontramos. La vida se convierte en muerte, y es como si la muerte hubiese sido dueña de la vida durante toda su existencia.
Muerte sin previo aviso, o sea, la vida que se detiene. Y puede detenerse en cualquier momento.

Paul Auster, La invención de la soledad